El panorama industrial mundial se ha reconfigurado drásticamente en las dos últimas décadas. Las tecnologías emergentes y su integración en sistemas tecnológicos complejos están redefiniendo la creación de valor, especialmente en la producción manufacturera1. En particular, el aumento de la automatización, la robótica y las tecnologías digitales en las aplicaciones -junto con los nuevos desarrollos de las nanotecnologías y las biotecnologías- está alterando los procesos de fabricación y las tecnologías de producción, difuminando cada vez más los límites entre los sistemas de producción físicos y digitales. Es la llamada "4ª Revolución Industrial"(4RI).
Algunos académicos subrayan que las tecnologías digitales abren oportunidades para que los países en desarrollo salten de sus estructuras de producción relativamente subdesarrolladas directamente a las de la 4RI.2 Otros se inclinan por el otro extremo, argumentando que los problemas asociados al desarrollo y la aplicación de estas tecnologías ponen en tela de juicio la viabilidad y la conveniencia del desarrollo basado en la fabricación.3
En nuestro reciente artículo4 adoptamos una postura intermedia y afirmamos que la industria manufacturera sigue siendo fundamental para el desarrollo económico, pero que los países en desarrollo se enfrentan a retos considerables si quieren aprovechar realmente las transformaciones generadas por la 4RI. Los países que pretenden beneficiarse de la 4RI no podrán simplemente "saltar" a ellas, es decir, pasar de la Industria 1.0 o 2.0 directamente a la Industria 4.0. Es necesario un proceso gradual de aprendizaje, desarrollo y acumulación de capacidades fundamentales para beneficiarse realmente de las oportunidades que la 4RI puede desvelar.5
La 4RI no es tan revolucionaria como se cree
En el debate global sobre la 4RI, sus tecnologías se presentan como radicalmente nuevas, disruptivas y que rompen con el pasado. Aunque es cierto que muchas de estas tecnologías tienen un impacto importante en la producción, el empleo, la naturaleza del trabajo, la asistencia sanitaria, la educación y en muchos otros aspectos de nuestra vida cotidiana, no parece haber mucha discontinuidad con las tecnologías anteriores cuando examinamos de cerca su base de conocimientos.
Las redes neuronales (la base de la Inteligencia Artificial o IA) se desarrollaron inicialmente en 1943, la biotecnología moderna se ha desarrollado desde los años 70, e incluso el uso de los datos y la potencia de cálculo no parecen representar per se una ruptura con el pasado. El mejor ejemplo de ello es la famosa Ley de Moore6, una predicción hecha en 1965, que hasta hoy ha mantenido gran parte de su poder explicativo. Así pues, los recientes avances parecen ser una continuación de estas tendencias más que una gran discontinuidad de las mismas.
El punto principal aquí es que tenemos que distinguir entre los efectos de una tecnología y su base de conocimientos, siendo esta última la que importa cuando se habla de aprendizaje y desarrollo de capacidades.
La "fusión tecnológica" y la necesidad de desarrollar "capacidades fundamentales”
Lo verdaderamente novedoso de la 4RI no son las tecnologías individuales que la componen, sino el hecho de que cada vez se "fusionan" más en sistemas tecnológicos integrados complejos y encuentran cada vez más ámbitos de aplicación transversales. Esta "fusión de tecnologías" es la que crea una dinámica más disruptiva.
La combinación de diferentes tecnologías no es un fenómeno nuevo, por supuesto. Sin embargo, parece que en el contexto de la 4RI los sistemas están alcanzando un nuevo nivel de complejidad e interdependencia entre campos de conocimiento tradicionalmente separados y especializados. Como ejemplo, la figura siguiente muestra la amplia gama de tecnologías de diferentes áreas de especialización fusionadas en un solo dron cuadricóptero.
El desarrollo y la aplicación de este nivel cada vez más alto de fusión tecnológica requiere interacciones entre muchos agentes diferentes, lo que hace que la construcción de "ecosistemas" de actores trabajando en red (en lugar de en cadena), en gran parte dentro de una plataforma digital unificadora, sea cada vez más importante.
La fusión tecnológica también pone de manifiesto la importancia de desarrollar capacidades en diversos ámbitos tecnológicos que, como ya se ha señalado, no son radicalmente nuevos. Así, lo que parece crucial no es el desarrollo de capacidades tecnológicas y de producción específicas, sino de "capacidades fundacionales", que definimos como capacidades para adquirir conocimientos sobre nuevas soluciones técnicas y organizativas, para aprender a integrarlas en la producción y para organizar y comprometer recursos a lo largo del tiempo para el despliegue efectivo de estas nuevas soluciones. La figura siguiente resume nuestro marco de industrialización digital.
Oportunidades para dar el salto
Una vez establecidas estas capacidades fundamentales, varias oportunidades para dar el salto se abren en diferentes sectores.7 A pesar de las numerosas diferencias sectoriales, encontramos puntos comunes en el impacto de la fusión tecnológica en cuatro dimensiones.
Innovaciones en I+D, diseño y prefabricación
Virtualización de la fase de desarrollo de productos mediante el uso de tecnologías de realidad virtual/aumentada o procesos mejorados de modelización y experimentación mediante IA y análisis de grandes datos. Esto puede mejorar las actividades de prospección en las industrias extractivas y acelerar la certificación de nuevos medicamentos y productos químicos, así como de nuevos componentes y sistemas de vehículos. Además, la impresión 3D permite crear prototipos mucho más rápidamente, lo que acelera el desarrollo de productos y el tiempo de comercialización.
Innovaciones en los procesos
La producción inteligente y conectada, y se refiere al uso generalizado de sensores y actuadores (Internet de las Cosas), la IA, la computación en la nube, la robótica avanzada y colaborativa, los sistemas ciber-físicos y la fabricación aditiva, con tecnologías de red que los entrelazan. Esto permite un mantenimiento predictivo de los equipos y sistemas, un menor uso de energía y materiales, un mejor seguimiento y monitorización de los procesos, un mejor control de los mismos (temperatura, vibraciones, deformaciones, etc.), un mayor control de la calidad, mayores rendimientos en los procesos químicos y muchas otras aplicaciones.
Innovaciones en los productos
Productos inteligentes y conectados, es decir, productos con funciones de conectividad y análisis integradas, desde las prendas inteligentes (ropa, relojes, gafas) hasta los electrodomésticos inteligentes, pasando por los vehículos inteligentes y conectados (coches, aviones, drones, tractores, etc.). Estos productos requieren no solo tecnologías digitales, sino también soluciones nanotecnológicas y materiales avanzados. Otra tendencia general es el desarrollo de productos altamente personalizados, que van desde la ropa impresa en 3D hasta los medicamentos altamente personalizados del modelo de "medicina de precisión" basado en biotecnología avanzada. Los nuevos bioprocesos, intensivos en computación y análisis de datos, también están creando nuevos productos en las industrias química, farmacéutica, alimentaria y de insumos básicos.
Gestión de la cadena de suministro e innovaciones en los modelos de negocio
Un factor clave en este sentido es la mejora de la capacidad de seguimiento y control de los productos, tanto en la fase previa como en la posterior. Esto puede conducir a una mejor gestión de las existencias y al siguiente paso en el paradigma del "justo a tiempo", ya que las tecnologías de la 4RI permiten controlar la demanda en tiempo real. El seguimiento de los productos continúa después de la venta, lo que crea oportunidades de servicios complementarios, e intensifica el proceso de mezcla entre la fabricación y los servicios (también conocido como terciarización de la fabricación). Las tecnologías de la 4RI permiten además procesos de desintermediación, especialmente con el auge de las plataformas digitales de comercialización, en las que los clientes pueden acceder a múltiples proveedores (y los proveedores tienen acceso a múltiples compradores). Por último, la toma de decisiones puede mejorar significativamente en la mayoría de los sectores con el uso de los conocimientos originados por el análisis de datos relacionados con el negocio.
Implicaciones políticas
Para beneficiarse de la 4RI, los países en desarrollo deben desarrollar sus capacidades fundamentales. Tal y como se discute en profundidad en la literatura sobre capacidad tecnológica8 esto implica una combinación de desarrollo de capacidades, compromiso con la producción, políticas industriales activas y el desarrollo de instituciones de apoyo.
Una vez que se alcanza un determinado nivel de capacidades, se desbloquean numerosas oportunidades, no solo en los sectores de alta tecnología, sino también en sectores habituales en los países en desarrollo, como la agricultura y la agroindustria, las industrias extractivas y el sector textil y de la confección. Las políticas estratégicas son cruciales para aprovechar eficazmente las nuevas oportunidades asociadas a la 4RI.
Reconocer el papel de los distintos sectores en la 4RI es crucial. Algunos sectores empujan (o suministran) las tecnologías de la 4RI, como las tecnologías de la información y la comunicación y los bienes de capital, mientras que otros atraen (o demandan) dichas tecnologías, como los bienes de consumo, los insumos básicos, los productos farmacéuticos y la agricultura.
En los sectores "de empuje" se necesitan políticas que faciliten la creación de ecosistemas, que reúnan a actores tradicionalmente separados, para absorber y desarrollar adecuadamente la base de conocimientos de las tecnologías de la 4RI. Los sectores "de atracción" requieren políticas de difusión tecnológica dirigidas a reducir tanto los costos asociados a la adopción de las tecnologías de la 4RI como la incertidumbre asociada a las inversiones en nuevas tecnologías. La implementación generalizada de estas tecnologías garantizará la demanda de los sectores de empuje, y la interacción entre los sectores de empuje y de atracción generará innovaciones incrementales específicas del sector que, si se incentivan adecuadamente, pueden dar lugar a la aparición de actores especializados adaptados a las necesidades locales.
En efecto, los retos de capacidad a los que se enfrentan los países en desarrollo en su búsqueda de la industrialización en la era de la 4RI son desalentadores, y gran parte del crecimiento de la productividad y de las ganancias de valor añadido de las tecnologías de la 4RI solo pueden lograrse dedicándose a procesos y actividades de producción específicos. En consecuencia, la política industrial del siglo XXI tendrá que estar más basada en la realidad de las tecnologías de producción digital, ser más inteligente a la hora de ascender en la escala tecnológica y ser más ágil en la selección de oportunidades de lo que suele ser el caso en los países en desarrollo.
Descargo de responsabilidad: Las opiniones expresadas en este artículo son las de los autores, basadas en su experiencia y en investigaciones previas, y no reflejan necesariamente las opiniones de la ONUDI (leer más).