La creciente adopción de estrategias y hojas de ruta nacionales en materia de economía circular y la ratificación de compromisos internacionales relativos al cambio climático sientan las bases para la incorporación de la circularidad en las cadenas globales de valor (CGV). Estas medidas pueden influir y alterar la configuración, los procesos y las relaciones comerciales a lo largo de toda la cadena de suministro.
El empoderamiento de los consumidores, reflejado en mayores demandas de transparencia y accesos a la información sobre prácticas de sostenibilidad, origen de los recursos, posibilidades de la extensión de la vida útil de los productos, evidencia una tendencia que funciona como incentivo para fomentar la circularidad a lo largo de toda la cadena de valor.
Asimismo, existe una necesidad urgente de que las empresas adapten sus procesos de producción para cumplir con las crecientes normativas de sostenibilidad, contribuir a los esfuerzos de mitigación del cambio climático y satisfacer a los clientes concienciados con el medio ambiente. En este sentido, la circularidad desempeña un papel clave.1 En este artículo, utilizamos el ejemplo de la cadena de valor forestal-celulosa-papel en América Latina para ilustrar el rol de la circularidad en las CGV, viéndolo, no solamente desde su impacto ecológico, sino también desde su contribución económica.
La teoría tradicional de las cadenas de valor no ha incorporado la circularidad para abordar la captura de valor añadido. Del mismo modo, la mejora dentro de las CGV suele vincularse con el desarrollo de procesos, productos y funciones, sin prestar demasiada atención a los ciclos virtuosos de retorno que representan nuevas fuentes de ingresos y puestos de trabajo. Estos ciclos están relacionados con la capacidad de las empresas para rediseñar modelos empresariales desde cero, así como para recuperar, reciclar y remanufacturar flujos de residuos en el proceso de producción y así hacer un uso más eficiente y circular de servicios como la energía y el agua (véase la figura siguiente
Distribución del valor añadido a lo largo de la cadena de valor
Circularidad en la cadena de valor forestal-celulosa-papel
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) publicó recientemente su informe “Perspectivas del comercio internacional de América Latina y el Caribe 2021”, que incluye un estudio sobre el estado actual y el potencial de la economía circular dentro de la cadena de valor forestal-celulosa-papel.2 Un análisis de los datos comerciales durante el período 2002-2019 muestra un crecimiento constante del valor del comercio de residuos de papel, celulosa, cartón y madera.3 Tales patrones comerciales sirven para comenzar a pensar en la posible sustitución de material virgen por insumos reciclados o recuperados, que de otro modo se considerarían residuos.
Por un lado, la incorporación de la circularidad en este sector puede conllevar tanto beneficios vinculados a la demanda global de productos circulares a través del comercio internacional, como a la diversificación de las canastas exportadoras, la creación de economías de escala y la generación de nuevas fuentes de ingresos a través de la comercialización tanto de residuos, como de sus productos derivados.4 Por otro lado, la adopción de procesos de producción circular en este sector puede suponer una serie de ahorros importantes en cuanto al uso de recursos, energía y agua, dando lugar a procesos productivos más eficientes y sostenibles (véase la siguiente figura).
La circularidad en la cadena de valor forestal-celulosa-papel puede darse a lo largo de diferentes etapas del proceso productivo. En concreto, esta cadena de valor puede dividirse en la fase silvícola para transformar materias primas en productos intermedios como la celulosa y la industrial, y una industrial para elaborar productos acabados, como el papel y el cartón. La producción tanto de productos intermedios como acabados puede provenir de insumos primarios y/o secundarios.
Incentivar el comercio de bienes circulares, como residuos y desechos de papel/cartón, y de productos acabados que utilicen principalmente insumos reciclados puede ayudar a fomentar la circularidad general a lo largo de la cadena de valor forestal-celulosa-papel. A nivel mundial, durante el periodo 2002-2019, las exportaciones totales de la cadena de valor forestal -celulosa-papel se duplicaron, mientras que la exportación de bienes circulares se multiplicó por cuatro. En concreto, esto ha llevado a un aumento de los bienes circulares, dentro de esta cadena, del 3% al 6% (véase el gráfico a continuación).5
A nivel mundial, el sector forestal-celulosa-papel ha aumentado su grado de circularidad.6 Varias tendencias relacionadas con el aumento de la demanda de productos sostenibles, así como el aumento de los requisitos y las normas relativas a los sectores intensivos en recursos, pueden actuar como incentivos para una mayor integración de procesos circulares dentro de este sector. Sin embargo, hay una serie de barreras técnicas y normativas que requieren especial atención para aprovechar todo el potencial de la economía circular en la cadena de valor forestal-celulosa-papel.
Recomendaciones para avanzar hacia cadenas de valor circulares
Varias acciones clave a diferentes niveles, algunas de las cuales se pueden extrapolar a las CVM en general, pueden contribuir al avance de la circularidad dentro de la cadena de valor forestal-celulosa-papel.
En primer lugar, la cooperación internacional tiene un papel crucial destacando el nexo entre la agenda del comercio internacional y la economía circular con el objetivo de generar consenso sobre la importancia del comercio sostenible incentivando y regulando el comercio de residuos y productos derivados de residuos. Por ejemplo, la Estrategia Forestal de la Unión Europea, que forma parte de su Pacto Verde (o Green Deal por su nombre en inglés), pretende mejorar la protección de los bosques promoviendo cadenas de suministro certificadas libres de deforestación.
Del mismo modo, instrumentos específicos como las certificaciones internacionales, las etiquetas ecológicas y las normas, pueden dar fe de la circularidad de los productos y procesos. Estos instrumentos responden tanto a las crecientes demandas de capacitación de los clientes como a una sostenibilidad más estricta.7 En el caso de la cadena de valor forestal-celulosa-papel, el Consejo de Administración Forestal (FSC, por su siglas en inglés) y el Programa para el Reconocimiento de la Certificación Forestal (PEFC, por su siglas en inglés) pueden aportar valor añadido y un carácter distintivo en relación con los productos no certificados y permitir a los consumidores conocer mejor la procedencia y el proceso de sus productos.8 Asimismo, políticas como la responsabilidad extendida del productor, participación en mercados voluntarios de carbono, los subsidios o los incentivos al reciclaje así como programas de compras públicas verdes pueden impulsar a los productores a adoptar procesos sostenibles y circulares a lo largo de toda su cadena de producción.9
Sin embargo, en algunos casos las regulaciones alusivas a las definiciones de residuos y al uso de contenido reciclado pueden actuar como barreras para la adopción de procesos más circulares. Por lo tanto, es importante ajustar y actualizar las medidas regulatorias a nivel nacional, para facilitar la transición y alentar la preferencia de productos circulares frente a los no circulares.
En general, el posicionamiento de la economía circular en un lugar de mayor visibilidad dentro de la agenda internacional contribuye a impulsar y acelerar la transición a escala mundial. La economía circular genera beneficios medioambientales e impulsa la competitividad en las CGV, demostrando que los llamados "residuos" pueden ser transformados en insumos valiosos para la producción. Sin embargo, también podría ocurrir que los beneficios derivados de la adopción del modelo circular sigan concentrándose en los países desarrollados a expensas de los países en desarrollo.10 Es ahí donde la cooperación para el desarrollo debería tener un papel importante para compensar estos desbalances. Esto pone de relieve la necesidad de integrar la circularidad en los esfuerzos relativos a la creación de asociaciones entre el sector público y el privado, la transferencia de conocimientos y tecnología para el desarrollo de capacidades y la elaboración y armonización de definiciones y normas.11
Este artículo ha sido adaptado de un blog publicado inglés en la Research Network, Sustainable Global Supply Chains.
Descargo de responsabilidad: Las opiniones expresadas en este artículo son las de los autores, basadas en su experiencia y en investigaciones previas, y no reflejan necesariamente las opiniones de la ONUDI (leer más).