En la literatura económica, a menudo se tropieza con el término "cambio estructural", que se refiere al proceso por el cual la composición de la economía cambia a largo plazo, pasando de actividades de bajo valor añadido, como la agricultura de subsistencia, a otras más modernas y productivas, como la industria y los servicios1. El cambio estructural conlleva, pues, una diversificación progresivamente más rápida de los productos en los que la economía tiene ventaja y puede comerciar de forma competitiva en la economía mundial. La mayoría de los países de renta baja producen una variedad limitada de bienes manufactureros, mientras que sus economías están muy concentradas en un pequeño número de productos agrícolas básicos, fuentes de energía o minerales no procesados (véase la figura siguiente), porque carecen de las capacidades, es decir, de las habilidades y los activos necesarios para impulsar la capacidad de producción en las industrias manufactureras.
El reto para muchos países en desarrollo es decidir qué nuevas actividades e industrias añadir y qué productos promover para obtener una ventaja competitiva. Hace más de una década, César Hidalgo y Ricardo Hausmann propusieron una solución a este dilema partiendo de la confirmación que "los nuevos productos que un país desarrolla dependen sustancialmente de las capacidades disponibles en el país2". En consecuencia, los productos más adecuados para promover son aquellos "que equilibran el deseo de aumentar la diversificación y la complejidad de la producción, sin sobrecargar las capacidades existentes3". Basándose en esto, fueron pioneros en el concepto del llamado "espacio de producto" (o product space, por su nombre en inglés), que puede utilizarse como un mapa preparado para los países que desean llevar a cabo un cambio estructural.
Un estudio reciente realizado por la ONUDI examinó las experiencias de diversificación de los países en los últimos 20 años (véase la siguiente figura) para comprobar empíricamente si la mayoría de los "saltos" observados en el espacio de productos eran realmente cortos y sólo habían ampliado marginalmente las capacidades existentes de los países (alta relación), o si estos saltos eran en realidad más largos de lo que el conjunto inicial de capacidades de los países habría hecho creer (baja relación). El estudio concluye que estos últimos, denominados saltos largos, representaron al menos el 39% de todos los saltos en el espacio de productos.
La implicación de este hallazgo para los responsables de la toma de decisiones es que el espacio de productos puede utilizarse como mapa para saltos más largos y ambiciosos de lo que se suponía inicialmente. Puede utilizarse para distinguir entre los productos que pueden exportarse de forma competitiva, independientemente de las capacidades iniciales de un país (productos de baja dependencia de la trayectoria), y los productos que los países han conseguido exportar basándose en sus capacidades preexistentes (productos de alta dependencia de la trayectoria).
Los saltos largos hacia el primer grupo de productos, es decir, los productos con una baja dependencia de la trayectoria, ponen en tela de juicio el planteamiento tradicional de que los países no deben "sobrecargar" sus capacidades existentes eligiendo productos que están alejados de sus cestas de exportación actuales. Perseguir productos que no tienen limitaciones significativas de recursos y capacidades y que un número relevante de otros países ya han empezado a exportar con éxito (alta frecuencia de nuevas entradas) es sin duda una opción atractiva.
Aunque los saltos más largos hacia el segundo grupo (de productos de alta dependencia de la trayectoria) se corresponden con las predicciones de Hidalgo y Hausmann, el reciente estudio de la ONUDI arroja algunas ideas interesantes.En primer lugar, un producto que está "cerca" de la cesta de exportación actual del país puede no resultar una opción especialmente atractiva en caso de fuerte competencia internacional debido a la saturación del mercado, es decir, entrar en un mercado que ya tiene muchos competidores, y/o el producto está aún "más cerca" de las cestas de exportación actuales de muchos otros países, en particular de países con el mismo o menor nivel de renta y, en consecuencia, menores costes laborales (es decir, cuando los competidores de otros países tienen una ventaja adicional).
En segundo lugar, un producto alejado de la cesta de exportación actual del país podría ser una opción atractiva si: está aún "más lejos" de las cestas de exportación actuales de otros países que pertenecen al mismo grupo de renta o a uno inferior (es decir, cuando un país tiene una ventaja de adicional), y si un número razonable de otros países que pertenecen al mismo grupo de renta y tienen una dotación similar de capacidades ha conseguido exportar con éxito el producto respectivo a lo largo del tiempo.
Basándose en las ideas presentadas anteriormente, la ONUDI está desarrollando actualmente una herramienta (DIVE) para ayudar a los responsables de la toma de decisiones a navegar más eficazmente por el conjunto de posibles opciones de diversificación. La herramienta puede utilizarse para identificar cuatro tipos de productos dentro del espacio potencial de diversificación de un país:
Saltos cortos con alta dependencia de la trayectoria y muchos competidores
Se trata de productos con un alto grado de dependencia de la trayectoria para los que las capacidades iniciales de un país sí importan y que están "cerca" (tienen una alta relación) de la cesta de exportación actual del país. Para determinar el atractivo de un producto se utilizan dos criterios adicionales: i) una ventaja añadida para garantizar que las capacidades del país están más relacionadas con el producto que las capacidades de los países que han alcanzado un nivel de desarrollo similar, y ii) un gran número de países especializados en la producción del bien respectivo (por encima del percentil 75) podría marcar la saturación del mercado.
Saltos cortos con alta dependencia de la trayectoria y pocos competidores
Se trata de productos que comparten las mismas características que los descritos anteriormente, pero sólo un número limitado de competidores o países tienen una ventaja comparativa en la producción del bien.
Saltos largos con baja dependencia del camino, alta frecuencia de nuevas entradas y pocos competidores
La combinación de estas características en un producto sugiere que el bajo grado de parentesco no frustra necesariamente el cambio estructural. De hecho, muchos países -incluso aquellos con una especialización inicial no relacionada en la producción del respectivo bien- consiguieron empezar a exportarlo de forma competitiva en un mercado internacional no saturado (pocos competidores). Los productos con baja dependencia de la trayectoria probablemente dependen de la existencia de un conjunto de capacidades productivas que pueden adquirirse con relativa facilidad o que están disponibles universalmente. Estos productos pueden ser especialmente interesantes como objetivos de una estrategia de diversificación si incluyen otras características atractivas (como la complejidad, los posibles efectos indirectos o las prioridades estratégicas).
Saltos largos con gran dependencia de la trayectoria y ventaja de parentesco
Estos productos tienen un alto grado de dependencia de la trayectoria para los que sí importan las capacidades iniciales de un país y que se encuentran a una distancia (baja relación) de la cesta de exportación actual del país. Una interpretación restringida del espacio de productos no avalaría que estos productos ofrecieran una ventaja comparativa, por lo que no estaría justificado perseguirlos. Dados los riesgos inherentes, estos productos sólo se seleccionan: i) en caso de una ventaja añadida, lo que significa que el país está más relacionado con el producto respectivo en comparación con otros países con un nivel de desarrollo similar, y en caso de que estos productos ya estén siendo exportados por países con características de renta similares, lo que indica un riesgo razonable al dirigirse a estos productos.
Mientras que el enfoque de Hidalgo y Hausmann se centra en la priorización de productos caracterizados por "saltos cortos", DIVE diferencia los saltos cortos entre los que tienen muchos y los que tienen pocos competidores nacionales. Y lo que es más importante, DIVE reintroduce los "saltos largos" en el debate sobre la priorización de productos, tanto en lo que se refiere a los productos que no dependen en gran medida de las capacidades existentes como a los que, aunque limitados por sus capacidades existentes, ya están presentes en las cestas de exportación de países con características de renta similares (es decir, sugiere que esos saltos largos no están necesariamente destinados al fracaso). DIVE puede aplicarse en todos los países con datos comerciales existentes para identificar la priorización de productos para las oportunidades de diversificación.
Descargo de responsabilidad: Las opiniones expresadas en este artículo son las de los autores, basadas en su experiencia y en investigaciones previas, y no reflejan necesariamente las opiniones de la ONUDI (leer más).