La economía circular aspira a lograr un mundo sin residuos, pero para que se dé una transición justa en América Latina, el tratamiento eficiente de los residuos debería ser un área de máxima prioridad en el corto plazo. El Banco Mundial estima que, para 2050, la región generará la mayor cantidad de residuos per cápita del mundo en desarrollo (véase la figura siguiente), con una tasa media de reciclaje de tan solo el 4,5%; la más baja entre regiones en desarrollo.
El fracaso de los sistemas de gestión de residuos en la región es el resultado de una serie de factores como las altas tasas de urbanización, la debilidad de las instituciones, la ausencia de un marco normativo, la escasez de asociaciones público-privadas, los bajos niveles de concienciación medioambiental entre los ciudadanos y la asimetría de información entre los generadores de residuos, los recolectores, las empresas de transporte, las plantas de tratamiento y los municipios.
Con 145.000 toneladas de residuos al día arrojadas en vertederos a cielo abierto, la agenda de la economía circular en la región debería priorizar el concepto de "residuos como recurso", devolviendo los materiales desechados a los procesos industriales a través de la reutilización o el reciclaje, o como insumo para la generación de bioenergía en sustitución de los combustibles fósiles.
La economía circular se une al Internet de las Cosas (IoT)
No existe una solución única para el sistema de gestión de residuos en América Latina. Sin embargo, la mayoría de los casos exitosos, tanto dentro como fuera de la región, tienen algo en común: intentan establecer sistemas de información sobre residuos para una toma de decisiones eficiente, apoyándose en las tecnologías del Internet de las Cosas (IoT, por sus siglas en inglés) para generar, intercambiar y procesar grandes cantidades de datos.
El Internet de las Cosas (IoT) se refiere a la interconexión de productos físicos, sistemas y procesos, incluidos sensores, software y aparatos, que permiten el intercambio de información a través de Internet. Dado que mantener los productos y materiales en uso requiere un seguimiento constante de los flujos de residuos, así como un intercambio de información oportuno y armonizado entre todas las partes interesadas, las tecnologías de la IO pueden actuar como un facilitador clave para acelerar la transición a la economía circular.
El conocimiento de la ubicación, el estado y la disponibilidad de los materiales es la base de los sistemas inteligentes de gestión de residuos. Por ejemplo, las tecnologías de sensores, normalmente situados en los contenedores de basura, pueden monitorear el tipo y el estado de los residuos en tiempo real e indicar a los transportistas que recojan los residuos en el momento adecuado, utilizando la ruta más eficiente, optimizando todo el proceso de recogida de residuos al reducir costos y disminuir las emisiones y atascos innecesarios.
La devolución de productos usados a minoristas y fabricantes en el proceso de la cadena de suministro se conoce como logística inversa. Contar con una logística inversa eficiente se traduce en plantas específicas para el tratamiento de flujos de residuos, que añaden valor al convertir los residuos en productos reciclados de segundo uso. Además, los análisis avanzados basados en datos sobre residuos pueden ayudar a los municipios a comprender mejor y ajustar las prácticas de gestión de residuos, al tiempo que arrojan luz sobre los patrones de comportamiento de los consumidores, poniendo de relieve las necesidades de educación e información en la comunidad.
América Latina avanza hacia sistemas inteligentes de gestión de residuos
En los últimos años, América Latina ha puesto en marcha varias iniciativas piloto para la gestión eficiente de residuos mediante tecnologías IoT. Por ejemplo, en 2016, Santiago de Chile implementó contenedores de compactación solares, llamados Bigbelly, en el Parque Metropolitano, uno de los más grandes de Sudamérica. El proyecto piloto utilizó contenedores inteligentes para recopilar datos, evaluar métricas y enviar notificaciones cuando los contenedores estaban llenos, lo que permitió establecer horarios de recogida eficientes.
El socio de distribución de Bigbelly en Chile, GreenCargo, también ha trabajado mano a mano con el Departamento de Limpieza del Parque Metropolitano para lograr los mejores resultados posibles. Con los contenedores inteligentes de Bigbelly, por ejemplo, el Departamento de Operaciones del Parque Metropolitano redujo su frecuencia de recolección de 20 a 3,4 veces por semana durante la temporada alta de 2016.
La búsqueda constante de soluciones basadas en IoT para los problemas de residuos en la región también ha alimentado una nueva generación de empresas tecnológicas, como la brasileña Eureciclo (antigua New Hope EcoTech) y la colombiana VALOPES. Eureciclo ha desarrollado un sistema de datos en línea para rastrear los flujos de residuos (por ejemplo, tipo y volumen) entre los recolectores callejeros informales, los pequeños recicladores, las plantas de tratamiento y los fabricantes de bienes de consumo. A los recolectores se les paga por los residuos que retiran, mientras que otros agentes de la cadena se benefician al obtener un certificado de logística inversa que se vende a los fabricantes. La empresa utiliza tecnología, como blockchain, para garantizar la trazabilidad y transparencia de los certificados emitidos.
VALOPES es un startup centrada en recuperar el valor de los flujos de residuos industriales y materiales no utilizados a través de sistemas de gestión de datos basados en la nube. Mediante la digitalización del sector y la interconexión de empresas y proveedores de servicios de residuos, VALOPES estima una reducción de los costos de gestión de residuos del 35%.1
Retos futuros
No cabe duda de que los avances de las tecnologías IoT podrán facilitar una transición acelerada a la economía circular. Los sistemas inteligentes de gestión de residuos, que combinan los principios de circularidad con soluciones basadas en la tecnología, ocuparán un lugar central en el discurso de la economía circular en los próximos años, y América Latina no será una excepción. Sin embargo, hay retos por delante.
Los conflictos entre los recicladores informales, los municipios y las empresas de gestión de residuos siguen siendo un problema importante, especialmente cuando se establecen sistemas nuevos y más avanzados que alteran el statu quo. Las soluciones analógicas para la gestión de residuos, que son más afines a la naturaleza informal del sector existente, pueden disuadir a los formuladores de políticas de implementar soluciones más sofisticadas basadas en IoT.
Otro reto es el costo y la escalabilidad de los sistemas inteligentes de gestión de residuos, ya que las tecnologías IoT pueden ser costosas y requieren una infraestructura de alta conectividad y partes interesadas con conocimientos tecnológicos. Existen focos en la región, y dentro de las ciudades, que cuentan con estas condiciones previas, pero no es realista pensar que los sistemas inteligentes de gestión de residuos vayan a generalizarse por completo en toda América Latina.
Un último reto tiene que ver con la regulación: la logística inversa para transformar los residuos en un recurso puede resultar costosa, lo que pone en peligro el uso por parte de las empresas de insumos procedentes de fuentes recicladas. Esto exige un marco normativo que incentive la recolección y valorización de los residuos sin crear más cargas financieras al sector productivo. En el plano internacional, las normas comerciales no deberían poner barreras para los productos resultantes de la economía circular (por ejemplo, materias primas secundarias).
Dados los problemas actuales y futuros de América Latina en materia de residuos, los formuladores de políticas públicas deben adoptar la economía circular. Transformar los flujos de residuos en recursos estimulará la creación de empleo y aumentará los ingresos, al tiempo que reducirá el impacto ambiental de la sociedad. Las soluciones basadas en IoT sin duda acelerarán esta transición. Aunque la región se enfrenta a importantes retos, el creciente número de proyectos piloto latinoamericanos que utilizan tecnologías IoT indica que la tecnología inteligente es el futuro de la gestión de residuos en América Latina.
Descargo de responsabilidad: Las opiniones expresadas en este artículo son las de los autores, basadas en su experiencia y en investigaciones previas, y no reflejan necesariamente las opiniones de la ONUDI (leer más).