Las megatendencias mundiales ya estaban en marcha en 2020, dando forma a las cadenas globales de valor (CGV). El estallido de la pandemia COVID-19 no cambió tanto el curso de la historia como lo iluminó. En algunos casos, la crisis exacerbó o aceleró trayectorias ya existentes, en otros simplemente las hizo más visibles. En cualquier caso, la pandemia ha creado un nuevo imperativo para responder a las megatendencias. Los datos a nivel de empresa, junto con los datos a nivel de país, revelan cómo están conectados el nivel micro (relaciones en la cadena de suministro) y el nivel macro (patrones de comercio, inversión y empleo). Aunque los datos más recientes son anteriores a la pandemia, la lectura de las tendencias puede ser una referencia crucial del rumbo futuro.
Nuevas agrupaciones geográficas
En los últimos años se ha producido un desplazamiento de la actividad económica hacia nuevas agrupaciones geográficas, especialmente a medida que una mayor parte de la fabricación mundial se traslada a China y otros países del este asiático. Estos países confían cada vez más en las cadenas de valor regionales, impulsando así la productividad y el comercio en la región de Asia-Pacífico, pero expulsando en el proceso a los participantes tradicionales de la cadena de suministro. El gráfico siguiente muestra que la cuota de proveedores de Asia-Pacífico para las empresas de la lista "Global 2000" de Forbes se duplicó entre 2013 y 2020: del 11% al 22% para las economías industrializadas, y del 3% al 8% para las economías industriales emergentes y en desarrollo. En consecuencia, la cuota de proveedores ubicados en las economías industrializadas de otras regiones se redujo en 20 puntos porcentuales. Al mismo tiempo, la parte de la cadena de suministro de China que se origina fuera de la región Asia-Pacífico se redujo notablemente del 47% al 20%, como se muestra en la siguiente figura.
Esta evolución tiene implicaciones positivas para los países de Asia-Pacífico, que están aprovechando las nuevas oportunidades económicas que ha abierto este desplazamiento hacia el Este. Los acuerdos comerciales regionales, como la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), son sin duda parte de esta historia de éxito, pero una estrategia de este tipo sólo puede tener éxito si se centra en torno a una potencia económica como China. Otras economías regionalizadas tendrán que seguir dependiendo de las CGV mundiales en industrias con una huella geográfica más amplia para lograr el crecimiento.
La agregación geográfica puede influir en el equilibrio de poder tanto político como económico, con implicaciones para el ámbito digital. A medida que los datos y la digitalización avanzada se integren más estrechamente en los medios de producción, la propiedad intelectual, la protección de datos y la privacidad, los estándares globales y la interoperabilidad se convertirán en las nuevas fronteras competitivas.
Transformación digital
Los avances en la digitalización están cambiando la forma de hacer negocios y de crear valor, abriendo nuevas ventanas de oportunidad pero también intensificando la relevancia de la inversión en infraestructuras y competencias digitales. Las empresas multinacionales buscan ahora centros de producción con infraestructuras de alta calidad para establecer el núcleo de sus cadenas de suministro. infraestructura de alta calidad para establecer el núcleo de sus cadenas de suministro1. La inversión en infraestructura digital es, por tanto, un factor clave para la futura participación en las CGV, con el apoyo fundamental de una mano de obra cualificada.
El gráfico siguiente, que ilustra el excepcional crecimiento del valor añadido por persona en Asia, subraya que la inversión en recursos humanos es un componente clave de la historia de la productividad de Asia-Pacífico. Además, el aumento de la productividad de Asia también es evidente en el sector agrícola, lo que sugiere la posibilidad de que las inversiones en cualificaciones e infraestructuras (digitales) tengan efectos positivos en otros ámbitos de la economía.
Tanto las grandes como las pequeñas y medianas empresas (PYME) de múltiples regiones citan el desarrollo de competencias como uno de los mayores obstáculos para el rendimiento de las empresas. Por tanto, la educación y el desarrollo de la mano de obra, junto con infraestructura, son un punto central de las políticas industriales y la inversión pública.
El imperativo de la sostenibilidad
La tercera megatendencia que afecta a las cadenas de valor es el aumento inexorable de las normativas medioambientales, junto con los cambios en los incentivos y los sentimientos de los consumidores. La triple crisis planetaria del cambio climático, la contaminación y la pérdida de biodiversidad y la creciente demanda de producción sostenible han generado un nuevo panorama político y exigen nuevas formas de hacer negocios. Un número creciente de países está introduciendo requisitos obligatorios de divulgación para que las empresas informen sobre su contaminación, emisiones de carbono y otros impactos ambientales. Políticas como el Mecanismo de Ajuste Fronterizo del Carbono (CBAM, por sus siglas en inglés) propuesto por la Unión Europea exigen que las partes externas revelen sus impactos medioambientales para acceder a los mercados mundiales.
El gráfico siguiente indica que los resultados medioambientales tienden a mejorar a medida que se avanza en la cadena de producción, lo que sugiere que la visibilidad de los consumidores puede estar impulsando prácticas empresariales más sostenibles. En el lado positivo, esto implica que unas normas medioambientales más estrictas pueden ser más rentables. Por otro lado, la invisibilidad de los productos y procesos en sentido ascendente puede ocultar los verdaderos costes medioambientales e incluso sustentar un "lavado verde" (o greenwashing por su nombre en inglés) deliberado. Esto destaca la urgente necesidad de mejorar la contabilidad y la divulgación de los impactos a lo largo de toda la cadena de valor.
Prioridades para la política industrial
Las tendencias y la evolución de las CGV abordadas anteriormente tienen implicaciones específicas para la política industrial. El auge y la regionalización de Asia significa que las economías emergentes de otras regiones tendrán que replantearse su ventaja comparativa. Costos laborales competitivos ya no serán suficientes para acceder a los mercados mundiales, habrá que desarrollar y reforzar los sistemas medioambientales y contables como condición previa para la futura participación en las CGV, por ejemplo. Algunas economías tendrán que centrarse en la facilitación de la inversión, el apoyo a las industrias nacionales en la agroindustria y la infraestructura local (especialmente digital). En general, sin embargo, la inversión en capacitación y digitalización, y un sistema transparente de contabilidad medioambiental deberían convertirse en prioridades de la política industrial.
Este artículo forma parte de la serie IAP IDR2022, basada en el emblemático Informe sobre el Desarrollo Industrial (IDR) 2022 de la ONUDI y sus documentos de referencia.
Descargo de responsabilidad: Las opiniones expresadas en este artículo son las de los autores, basadas en su experiencia y en investigaciones previas, y no reflejan necesariamente las opiniones de la ONUDI (leer más).