Inside the national museum of emerging science and innovation in Tokyo, Japan.
Miraikan, Tokio, Japón.(Ryo Tanaka vía Unsplash)

Cómo las multinacionales pueden aprovechar la innovación social para afrontar los retos del COVID-19

La innovación social de las empresas multinacionales (EMN) ha contribuido a abordar exitosamente los retos del COVID-19, pero ¿hasta qué punto estas propuestas son sostenibles a largo plazo?

Por Fernando Santiago, Jahan Ara Peerally, Claudia De Fuentes, Shasha Zhao

El año 2022 marca el tercer año de la pandemia del COVID-19. ¿Se acerca el mundo al final de la pandemia? ¿Marcará 2022 el año en que el SARS-CoV-2 se clasifique como una enfermedad endémica?1¿Cuánto durarán las secuelas sanitarias, sociales y económicas de la pandemia? ¿Cómo podemos trazar el rumbo hacia la recuperación y reconstruir mejor2, acelerando el progreso hacia la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)?3

Los debates en torno a la producción, distribución y uso de las vacunas del COVID-19 siguen condicionando los avances en las campañas de vacunación. Los niveles diferenciados de cobertura de vacunación entre regiones y países señalan los retos a los que nos enfrentamos en la lucha contra la pandemia en un mundo muy desigual. En relación con el resto del mundo, la proporción de personas vacunadas en los países de renta baja (figura inferior izquierda) y en África (figura inferior derecha) sigue siendo limitada.

Porcentaje de personas vacunadas contra el COVID-19 (junio de 2022)

Mathieu, E., Ritchie, H., Ortiz-Ospina, E. et al. A global database of COVID-19 vaccinations. Nat Hum Behav (2021). Actualización del 12 de marzo de 2022, 14:46hr.

Además, la tasa de mortalidad relacionada con el COVID-19 ha sido mayor en los países de renta baja (siguiente figura).

Tasa de letalidad del COVID-19

Notas: La tasa de letalidad (TL) es la relación entre los casos confirmados y las muertes confirmadas.

Fuente: Datos del CSSE COVID-19 de la Universidad Johns Hopkins.

Un resultado positivo son los esfuerzos para evaluar los enfoques y las medidas introducidas por diversos actores -desde los gobiernos hasta las empresas- para responder a los impactos de la pandemia y abordar algunas de las vulnerabilidades que han agravado estos efectos.4Nuestro objetivo es extraer algunas lecciones de las experiencias de estos actores e informar sobre las estrategias actuales para construir resiliencia frente a futuras crisis.

En un artículo reciente5revisamos el rol que las empresas multinacionales (EMN) pueden desempeñar como actores sociales clave para mitigar las crisis globales y abordar los grandes desafíos. En respuesta a la pandemia, varias EMN tuvieron que innovar más allá de sus enfoques tradicionales con ánimos de lucro para ofrecer productos y servicios adaptados o nuevos en la lucha contra la crisis sanitaria. Si bien el uso de tecnologías de fabricación digital de vanguardia y la aplicación de prácticas científicas novedosas permitió varias de estas innovaciones, las medidas aplicadas por las EMN se dirigieron también a otras áreas de negocio. Esto les permitió identificar y adoptar soluciones viables, incluyendo el intercambio tanto de conocimientos como de experiencias con los gobiernos, organizaciones de investigación e incluso con la competencia. Así, las empresas multinacionales adaptaron y reorientaron sus actividades productivas, y algunas incluso se comprometieron a financiar el acceso a las vacunas del COVID-19.6

La pregunta que surge es si estos modelos de negocio de las EMN con capacidad de respuesta social inducidos por la pandemia son de carácter transitorio o si pueden y deben mantenerse a largo plazo. Argumentamos que es necesario redefinir la comprensión de la innovación social de las empresas multinacionales para que los responsables políticos puedan diseñar incentivos adecuados con el objetivo de potenciar sus contribuciones para afrontar los grandes retos mundiales actuales y futuros. Del mismo modo, es necesario que todas las partes interesadas de la sociedad  realicen un esfuerzo considerable para convencer a los inversores y accionistas de las EMN del importante papel que pueden desempeñar las empresas a la hora de abordar estos grandes retos de desarrollo a los que se enfrenta la comunidad mundial.

La innovación social de las EMN para mitigar los impactos de la pandemia

Estudios previos han destaca dos enfoques de las EMN en casos de emergencia y crisis externas. Por un lado, las EMN pueden seguir estrategias de racionalización, aprovechando sus actividades, activos e inversiones transfronterizas para mantener la eficiencia y reducir los impactos económicos negativos. De este modo, pueden abandonar, desinvertir, mantener o ampliar las operaciones directamente afectadas por las crisis exógenas.

Por otro lado, las EMN pueden intensificar sus esfuerzos filantrópicos empresariales en las regiones más afectadas. Existen numerosas pruebas de que las EMN adoptan un enfoque tradicional de responsabilidad social corporativa para la creación de valor social. Las EMN respondieron a las necesidades sociales inducidas por la pandemia desarrollando intervenciones que no estaban relacionadas con sus actividades empresariales principales. Un ejemplo de ello son sus actividades filantrópicas, como la donación de alimentos, suministros y equipos hospitalarios, las donaciones en efectivo y las colaboraciones con organizaciones benéficas para ayudar a los grupos vulnerables.

Ninguno de estos dos enfoques ha dado lugar a cambios importantes en los modelos de negocio, las carteras de productos o las bases de clientes de las empresas multinacionales. Sin embargo, a raíz del COVID-19, las EMN adoptaron un nuevo enfoque para hacer frente a una crisis exógena. Es indiscutible que la pandemia indujo incentivos no convencionales -más allá de las oportunidades de negocio- para que las EMN buscaran nuevas formas de innovación social transfronteriza. De esta manera, las EMN modificaron drásticamente su oferta habitual de productos para atender las necesidades de los grupos sociales más vulnerables y en riesgo, incluidos los que no forman parte de su base de clientes habitual.

Las empresas multinacionales estaban bien posicionadas para abastecerse globalmente de materiales e insumos que escasearon durante la pandemia; participaron en colaboraciones globales para el bien común, incluyendo la producción y entrega de bienes y servicios, desde los muy sencillos hasta los muy complejos desde el punto de vista tecnológico y logístico, fuera de la cartera principal de productos y servicios de las empresas multinacionales.

Este enfoque radical supuso una modificación sustancial de los modelos de negocio de las EMN y una reconfiguración de sus estrategias y prácticas empresariales básicas. La renovación o adaptación de los bienes y servicios ofrecidos por las EMN reflejaba una priorización de las necesidades sociales inducidas por la pandemia sobre las consideraciones económicas de rendimiento o beneficio. Estas respuestas a menudo estaban llenas de desafíos para las EMN, ya que eran costosas y económicamente inviables.7A pesar de estos retos, presentamos algunos ejemplos de innovación social inducidos por EMN en el marco de la pandemia, sobre todo a modo de ampliar su responsabilidad en las cadenas de valor mundiales.

Una multinacional global de medios de comunicación social puso en marcha un innovador programa de diversidad de proveedores con el objetivo de retribuir a la comunidad local afectada por el COVID-19. El programa introdujo una nueva iniciativa de financiación que redujo las barreras de entrada de los proveedores y estableció una cadena de suministro basada en la comunidad. De este modo, las facturas pendientes de las pequeñas empresas pudieron liquidarse inmediatamente, desbloqueando atascos en el flujo de caja que sufrían por ser proveedores de las EMN, quiénes ofrecen a menudo pagos con plazos de varios meses.8

Una multinacional suiza puso en marcha una innovadora iniciativa en la cadena de suministro para asociarse únicamente con proveedores locales y mundiales que cumplieran sus elevadas normas éticas. El plan se basó en una de las iniciativas más influyentes de Europa, la iniciativa suiza de empresas responsables (Swiss Responsible Business Initiative, por su nombre en inglés) para implantar una cadena de valor ética, centrada tanto en la protección de los derechos humanos como en el cuidado del medio ambiente. La iniciativa ha dado lugar a una mayor transparencia y responsabilidad en la cadena de suministro mundial de la empresa multinacional.9

La participación de las empresas multinacionales como socios clave para el desarrollo más allá del COVID-19

¿Qué probabilidades hay de que se mantengan los esfuerzos sin precedentes observados durante la pandemia por parte de las empresas multinacionales para innovar sus modelos de negocio para crear valor social? Además, ¿qué incentivos ayudarían a ampliar estos esfuerzos para hacer frente a los retos estructurales del desarrollo? Responder a estas preguntas es difícil porque implica procesos multifacéticos para coordinar las acciones de los gobiernos, las organizaciones internacionales y otras partes interesadas de la sociedad. Además, la sostenibilidad de estos modelos de negocio puede plantear una serie de preguntas totalmente diferentes para otras partes áreas de las EMN -como los inversores y los accionistas- y su disposición a participar en innovaciones sociales sin beneficio inmediato sobre los resultados económicos de la empresa.

El mandato derivado del ODS-17 -revitalizar las alianzas mundiales para el desarrollo sostenible- podría orientar las futuras estrategias de los gobiernos y las organizaciones internacionales para implicar más estrechamente a las EMN y sus partes interesadas en la agenda mundial de desarrollo.

Las prácticas de innovación social inducidas por las EMN durante la pandemia y sus filiales fueron posibles, en parte, porque son actores del sector privado ricos en recursos que tienen las capacidades y las redes transfronterizas para generar impactos sociales positivos a escala mundial. Entre los demás factores que hicieron posible las prácticas de innovación social de las EMN durante la pandemia se encuentran los elementos que ya están planteados en las metas del ODS-17.

Este incluye asociaciones mundiales que movilizan y comparten conocimientos, experiencia, tecnología y recursos financieros (ODS17.6), así como el fomento y la promoción de alianzas eficaces en las esferas pública, público-privada y de la sociedad civil (ODS17.7). Colaborar con las empresas multinacionales para abordar los retos del desarrollo requiere, por tanto, ampliar el alcance de sus intervenciones más allá de la financiación y la tecnología para incluir también el conocimiento, la creación de redes y su capacidad para movilizar las cadenas de valor mundiales. Existen iniciativas actuales e interesantes para aprender de ellas y reproducirlas en áreas críticas como el cambio climático.10

Los esfuerzos sistemáticos de las distintas partes interesadas de la sociedad podrían ayudar a crear y alimentar una estrecha relación entre las inversiones, las actividades empresariales, los gobiernos y los intereses de desarrollo. La sensibilización, la creación de asociaciones y las actividades conexas para atraer la atención de las empresas, incluidas las EMN, deberían basarse en la documentación sistemática de sus huellas de innovación social y su influencia a todos los niveles, incluso en las cadenas de valor inmediatas, las comunidades de su entorno y el medio ambiente en el que operan. Esta documentación sistemática respaldaría el "argumento comercial" para que las empresas multinacionales se involucren y aborden los grandes retos del desarrollo.

En resumen, es necesario que se dé una combinación de factores para que las innovaciones sociales de las EMN sean sostenibles a largo plazo y se afiancen en sus modelos de negocio. En primer lugar, es necesario que los gobiernos adopten políticas sostenibles e innovadoras que apoyen e incentiven a las empresas multinacionales para que participen en la creación de valor social innovando los modelos de negocio. En segundo lugar, promover iniciativas para fomentar un pensamiento socialmente innovador, al igual que inversores, accionistas y actores sociales conscientes de la sostenibilidad, lo cual exige el establecimiento de programas de educación empresarial. Por último, impulsar esfuerzos para renovar las organizaciones internacionales y multilaterales con mandatos y herramientas para guiar, asistir y/o ayudar a los países a elaborar sus estrategias de desarrollo.

En esencia, tenemos que redefinir lo los elementos que hacen a una EMN "exitosa" y movernos de un enfoque centrado en las consideraciones económicas a una visión más amplia del éxito, que combine la sostenibilidad financiera con las contribuciones al desarrollo sostenible, basándose en inversiones sistemáticas y en la creación de valor social a través de la innovación social, donde las habilidades y el liderazgo corporativo juegan un papel importante de contribución y habilitación.

Sin embargo, las empresas multinacionales no pueden afrontar solas los retos de la sostenibilidad. A pesar de sus recursos, necesitan el apoyo de las partes interesadas de la sociedad -no sólo regulaciones y presiones- para guiarlas por el difícil camino hacia el cambio a largo plazo y para animar a más empresas multinacionales a emprender iniciativas socialmente innovadoras.

La innovación social en las EMN debe entenderse como un proceso acumulativo por el que las EMN y su red de filiales identifican y desarrollan soluciones novedosas o replican las existentes creadas por otras empresas, y las incorporan a sus modelos de negocio para abordar los problemas de la sociedad. De este modo, las EMN asumen un papel activo como innovadoras sociales que crean valor social mediante la aplicación de métodos, procesos y prácticas existentes o novedosos que también pueden extenderse a otros agentes de las cadenas de valor en las que participan

  • Fernando Santiago es Oficial de Política Industrial en División de Desarrollo de Capacidades, Estadísticas y Asesoramiento en Política Industrial de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI).
  • Jahan Ara Peerally es profesor asociado de Negocios Internacionales en HEC Montréal, Canadá.
  • Claudia De Fuentes es profesora asociada en la Sobey School of Business de la Universidad de Saint Mary's, Canadá.
  • Shasha Zhao es profesora asociada de Negocios Internacionales e Innovación en la Escuela de Negocios de la Universidad de Surrey.

Descargo de responsabilidad: Las opiniones expresadas en este artículo son las de los autores, basadas en su experiencia y en investigaciones previas, y no reflejan necesariamente las opiniones de la ONUDI (leer más).

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