La historia ha demostrado que las crisis sanitarias y económicas son acontecimientos recurrentes; la solidez frente a una de ellas debe ir seguida de la preparación para la siguiente. En consecuencia, "la nueva normalidad" es una frase que se ha utilizado a lo largo de la pandemia del COVID-19 para señalar la necesidad de un cambio fundamental que siga a la crisis. La resiliencia, tanto a nivel gubernamental como sectorial, puede crear las condiciones para que los países resistan mejor las crisis y se recuperen de ellas. Nuestra investigación, basada en los datos del Banco Mundial, muestra que las empresas manufactureras de los países con mayores capacidades industriales, representadas por un mayor Desempeño Industrial Competitivo (CIP), tenían más probabilidades de seguir funcionando y experimentaban mayores tasas de crecimiento (o menores pérdidas) en el empleo (véase la figura siguiente).
La importancia de las capacidades industriales para la solidez ante la crisis pandémica
Esta correlación es positiva y estadísticamente significativa, incluso después de controlar las características del país, como la gravedad de la pandemia y el rigor de las medidas de contención (véase la figura siguiente). Este hallazgo pone de manifiesto la importancia de las capacidades industriales a nivel de país para determinar la solidez del sector manufacturero. A pesar de la complejidad de los efectos de la pandemia en las empresas (escasez de suministros, perturbaciones de la demanda nacional y mundial, interrupciones logísticas, ausencia de trabajadores y cierre de plantas) las capacidades industriales aparecen como un fuerte predictor de la resistencia.
La importancia de las condiciones sectoriales para la solidez ante la crisis pandémica
Las condiciones preexistentes de los países no pueden explicar por sí solas la capacidad de las empresas para resistir y responder a los impactos económicos negativos de la crisis; sin embargo, el sector en el que opera una empresa desempeña un papel importante a la hora de explicar la magnitud del impacto de la crisis. Las empresas que operan fuera del sector manufacturero o en industrias vulnerables experimentaron impactos negativos más fuertes que las que operan en industrias robustas (véase la figura siguiente).1
La importancia de las microcondiciones para la solidez ante la crisis pandémica
Pasando del nivel meso al micro (empresa), las capacidades productivas se refieren generalmente a los recursos y procesos internos estratégicos y tácitos que son cruciales para el rendimiento, la competitividad y la capacidad de una empresa para ascender en la cadena de valor desarrollando productos nuevos y más complejos. Los países que tienen muchas empresas con fuertes capacidades productivas tienen probablemente una mayor puntuación en el índice de Rendimiento Industrial Competitivo (CIP, por sus siglas en inglés)y altas capacidades industriales a nivel de país.
Las capacidades productivas pueden desglosarse en dos grandes categorías: (1) un índice de capacidades tecnológicas que comprende la innovación, la proporción de propiedad extranjera y las inversiones tanto en I+D como en nuevos activos fijos; y (2) un índice de capacidades de producción que comprende las certificaciones de calidad, la formación de los empleados, la intensidad de las exportaciones y los años de experiencia de los directivos. Nuestro análisis empírico indica que las capacidades de producción tuvieron un efecto positivo y significativo a la hora de proteger a las empresas manufactureras de las pérdidas de empleo durante la crisis de la pandemia del COVID-19, incluso cuando se tienen en cuenta otros factores a nivel de país y de empresa (véase el gráfico 4). Esto apoya el argumento de que las capacidades de producción contribuyen a reforzar la resistencia de las empresas, la producción y el empleo durante las crisis graves. En otras palabras, la resistencia a las crisis depende de un conjunto de condiciones preexistentes en las empresas que son relevantes para entender la importante heterogeneidad que existe entre y dentro de los países y sectores cuando se analiza la resistencia general de un país.
Los efectos positivos en el empleo de las empresas que recibieron asistencia directa por COVID-19 del gobierno ponen de manifiesto la importancia de las políticas públicas y las estrategias industriales para proteger la mano de obra en tiempos de crisis. Otro factor relevante que tuvo un efecto mitigador del empleo durante la crisis de la pandemia fue la antigüedad de la empresa. Las empresas con una presencia más larga en el mercado tienen más experiencia y, por lo tanto, tienen más probabilidades de capear las turbulencias del mercado.
La importancia de las microcondiciones para la preparación de la respuesta a la crisis pandémica
La capacidad de recuperación durante la crisis pandémica no sólo dependió de la capacidad de las empresas para suavizar los impactos económicos negativos de la crisis, sino también de su capacidad para adaptar sus modelos de negocio y, en la medida de lo posible, sus procesos de producción. Como se ilustra en la figura anterior, las empresas que transformaron sus productos o servicios en respuesta a la pandemia del COVID-19 ("respuesta de producción") fueron más capaces de sortear la crisis, mostrando un mejor rendimiento laboral cuando se controlan todos los demás factores considerados. De hecho, la capacidad de una empresa para cambiar su modelo de negocio es uno de los principales factores para adaptarse con éxito al nuevo contexto de crisis internacional.
Las capacidades de producción también pueden actuar como motor de la transformación empresarial en las empresas manufactureras, ya que facilitan la adopción de tecnologías de producción digital avanzada (PPA). Recientes análisis empíricos indican que las empresas avanzadas digitalmente introdujeron respuestas relacionadas con la producción con mayor frecuencia que las menos avanzadas digitalmente, y se vieron menos afectadas por los efectos económicos negativos de la crisis porque fueron más receptivas a las nuevas circunstancias inducidas por la pandemia.2
Implicaciones políticas
El ODS 9 "Construir infraestructuras resilientes, promover la industrialización inclusiva y sostenible y fomentar la innovación" reconoce la importancia del papel del sector manufacturero para el desarrollo. El ODS 9 parte de la base conceptual de que la industria manufacturera es un motor de crecimiento, por lo que es fundamental establecer objetivos específicos para promover la industrialización. Además, los datos empíricos demuestran que la industrialización a través del aprendizaje y la creación y el despliegue de "conocimientos técnicos" son fundamentales para reforzar la capacidad de las empresas de resistir la crisis y adaptarse a entornos difíciles. Debe darse prioridad al refuerzo de la política industrial para apoyar el crecimiento sostenido inducido por la transformación estructural y para contener los impactos económicos negativos de las crisis, facilitando al mismo tiempo la consecución de las metas del ODS 9.
Este artículo forma parte de la serie IAP IDR2022, basada en el emblemático Informe sobre el Desarrollo Industrial (IDR) 2022 de la ONUDI y en el documento de referencia elaborado por Karmen Naidoo y Fiona Tregenna.
Descargo de responsabilidad: Las opiniones expresadas en este artículo son las de los autores, basadas en su experiencia y en investigaciones previas, y no reflejan necesariamente las opiniones de la ONUDI (leer más).