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Un estudiante participa en una formación sobre gestión de recursos hídricos en Marruecos (Imagen:ONUDI)

¿Cómo podemos reducir el déficit de competencias en la industria?

La Cuarta Revolución Industrial requiere una mano de obra moderna y un nuevo enfoque de la formación profesional.

Por Virpi Stucki, Jaime Moll de Alba

La educación técnica y la formación profesional se encuentran en el centro del desarrollo sostenible, evidenciando una relación directa con al menos cuatro1 de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y con un impacto indirecto sobre otros ODS. En este sentido, los retos son enormes. En Oriente Medio y el África del Norte, por ejemplo, el 31% de los adultos jóvenes se encuentran desempleados y el 30% de ellos tiene un título universitario. Esto apunta a un desajuste entre la oferta y la demanda de competencias específicas, más que a una falta de educación. En Sudáfrica, la tasa de desempleo entre los jóvenes graduados está aumentando más rápidamente que la tasa total del país (véase la siguiente figura).2

Tasas de desempleo en Sudáfrica (2008-2019)

Nota: La tasa de desempleo se toma como la tasa según la definición estricta de desempleo de Statistics South Africa.

Fuente: Análisis de 71point4.

Las mujeres de Oriente Medio y de África del Norte tienen tres veces más probabilidades de estar desempleadas que los hombres, a pesar de que los índices de participación y logros educativos son similares.3 La Organización Internacional del Trabajo (OIT) sugiere que la política industrial y las políticas de desarrollo de competencias se deben reforzar mutuamente. Junto con las profundas transformaciones generadas por la Cuarta Revolución Industrial y la evolución de las preferencias de la generación del milenio, existen razones de peso para buscar nuevos enfoques con el fin de capacitar a la mano de obra joven para las industrias del futuro.

¿Cómo ayudan las asociaciones público-privadas para el desarrollo (APPD)?

En los últimos años, la inversión extranjera directa (IED) ha desempeñado un papel más importante que la asistencia oficial para el desarrollo (AOD), lo que apunta a una creciente participación de las empresas privadas y la inversión en las asociaciones para el desarrollo. En consecuencia, los modelos de asociación público-privada (APP) han cobrado protagonismo en la formación profesional, haciendo hincapié en la sostenibilidad financiera. El factor distintivo de las asociaciones público-privadas para el desarrollo es la inserción de la inclusión social (por ejemplo, de las mujeres o las poblaciones indígenas) y la sostenibilidad medioambiental (como la adecuada eliminación de los residuos tóxicos) como resultados de interés. Para que una APPD tenga éxito, debe generar beneficios para todas las partes implicadas. En el caso de las APPD que promueven el desarrollo de capacidades, el sector público gana a través del desarrollo de la economía del país, las empresas adquieren una reserva de mano de obra calificada adecuadamente para hacer crecer su negocio, y la pobreza disminuye como resultado de la mejora de la empleabilidad y un mayor potencial de ingresos.

Un proyecto típico de desarrollo de competencias industriales de las APPD consta de varias etapas o paquetes de trabajo, que incluyen la construcción y el equipamiento de centros de formación, la elaboración de planes de estudio y la formación de capacitadores, la impartición de cursos y la prestación de diferentes formas de apoyo al empleo. Cada etapa se beneficia de una combinación de actores: por ejemplo, el sector privado garantiza que los planes de estudio y las tecnologías estén actualizados y cumplan con las normas de la industria local. Del mismo modo, el socio para el desarrollo garantiza la inclusión social y los vínculos globales, mientras que el país anfitrión identifica las poblaciones objetivo y contribuye con la dedicación del tiempo de sus recursos humanos.

Aunque los datos aún son escasos, una muestra de los resultados de proyectos a pequeña escala indica impactos sustanciales en varios indicadores. En esta muestra, entre el 88% y el 99% de los participantes se encontraron satisfechos con la formación, entre el 50% y el 95% encontraron trabajo después de graduarse, y entre el 30% y el 70% informaron tener mayores ingresos que en el momento de la inscripción. Los primeros indicios son, por tanto, favorables a este enfoque de asociación para la creación de competencias industriales con el objetivo de lograr resultados económicos y sociales. Aunque los proyectos de las APPD se caracterizan por algunos rasgos "típicos", cada iniciativa debe estar contextualizada y, dada la naturaleza de estas asociaciones, los indicadores sociales son de especial relevancia. Cada país debe poner en marcha una estrategia distinta e individualizada para abordar los retos específicos a los que se enfrenta. Esto, en particular, pone de relieve el papel del socio local para el desarrollo en el diseño de la intervención para poder aprovechar mejor los puntos fuertes de la comunidad y las oportunidades económicas regionales.

Ampliación del modelo de APPD

Para aumentar las APPD y así acelerar el progreso hacia la consecución de los ODS, existen múltiples retos, como se ha descrito anteriormente. En lugar de diseñar un proyecto, debería desarrollarse una metodología distintiva para las iniciativas de APPD que ayude a estabilizar y mejorar aún más los resultados en diferentes contextos, escalas de tiempo y sectores industriales. Una opción prometedora es el enfoque de Desarrollo de Sistemas de Mercado (DSM), que, como su nombre indica, analiza las condiciones generales del mercado y las limitaciones sistémicas subyacentes para identificar el contexto de los beneficiarios. Esto, a su vez, alimenta las estrategias que modifican los incentivos y los comportamientos de los actores en todo el sistema de mercado para fortalecer su productividad a largo plazo, su carácter inclusivo y su resiliencia a gran escala.4 Además de un análisis inicial, el DSM también promueve la experimentación, el seguimiento y los ajustes continuos para tener en cuenta los cambios en el sistema de mercado, así como la incorporación de nuevos conocimientos a medida que van surgiendo. Cualquier proyecto de formación profesional, en el contexto de las intervenciones de las APPD, debería comenzar con un análisis de los principales fallos del mercado para construir una base más sólida para la selección de los participantes, los socios y los programas, con el fin de reducir los costes de puesta en marcha y maximizar el cambio de escala de la intervención y la sostenibilidad a largo plazo.

Por ejemplo, tras considerar las condiciones específicas del sector educativo y del mercado laboral sudafricano, el proyecto de APPD de Educación y Formación para el Empleo Verde en el Sector Forestal se dirigió específicamente a las mujeres para que se inscribieran en una iniciativa de desarrollo de habilidades industriales. Al diseñar el contenido y la impartición del curso centrándose en las mujeres, se logró una tasa de matriculación del 73% (en comparación con una media mundial de sólo el 2% en programas similares). El proyecto de APPD de la Academia de Formación Industrial de Zambia (ZAMITA) demostró la importancia de los modelos femeninos para aumentar la paridad de género. El proyecto comenzó con una tasa de matriculación femenina inferior al 1% anual. Sin embargo, después de realizar campañas de sensibilización en las escuelas locales, las redes sociales, diversos canales de publicidad y lugares públicos seleccionados, destacando las historias de éxito de las alumnas, la tasa de matriculación de mujeres aumentó hasta el 13% en los años siguientes.

Conclusión

Liberar el potencial del sector manufacturero en los países en vías de desarrollo depende de una serie de factores favorables, entre los que destaca la disponibilidad de una mano de obra con las habilidades y la educación adecuadas. Sin embargo, un lugar de trabajo cada vez más automatizado requiere un nuevo conjunto de habilidades. Los futuros trabajadores industriales tendrán que ser más creativos, flexibles y poseer conocimientos tecnológicos para prosperar en la nueva realidad. Esto requiere una revisión completa de la formación profesional, y no una simple actualización de las competencias existentes.

Esta revisión sólo puede lograrse a través de políticas industriales y educativas integradas y de inversiones en tecnología y competencias bajo una única estrategia coordinada. Reunir a los agentes públicos, privados y de desarrollo significa que se pueden aprovechar los puntos fuertes de cada una de las partes interesadas para identificar las necesidades, determinar las prioridades y aprovechar la financiación en apoyo de resultados conjuntos. Fomentar entre las APPD la adopción de un enfoque de Desarrollo de Sistemas de Mercado, les permitirá abordar los retos subyacentes que actualmente limitan el crecimiento industrial en muchos países, y ayudará crear un sector manufacturero más inclusivo y sostenible.

  • Virpi Stucki is Chief of the Division of Fair Production, Sustainability Standards and Trade at the United Nations Industrial Development Organization (UNIDO).
  • Jaime Moll de Alba is Director of the Department of Programme and Partnership Coordination at the United Nations Industrial Development Organization (UNIDO).

Descargo de responsabilidad: Las opiniones expresadas en este artículo son las de los autores, basadas en su experiencia y en investigaciones previas, y no reflejan necesariamente las opiniones de la ONUDI (leer más).

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